El profesor Örjan Johansson, de la Universidad Tecnológica de Luleå, ha descubierto una forma de engañar al cerebro de las ratas mediante sonidos que ellas mismas crean en caso de peligro. El descubrimiento podría sustituir a los venenos y las trampas, y cambiar la forma en que las ciudades se protegen de las plagas.
A medida que aumentan los problemas de ratas en las ciudades suecas, la mayoría de la gente opta por combatirlos con veneno. En la Universidad Tecnológica de Luleå, el profesor Örjan Johansson hizo lo contrario: empezó a escuchar. Analizando la comunicación de las ratas y sus propios sonidos de advertencia, descubrió un patrón sonoro que ahora se utiliza para que las ratas escapen sin usar venenos.
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Cuando la rata rechina los dientes
En sus investigaciones en la Universidad Tecnológica de Luleå, Johansson lleva mucho tiempo estudiando cómo el sonido afecta negativamente a los humanos y en los últimos años lo ha aplicado a las plagas. Los análisis de la audición de ratas y roedores y las grabaciones de cómo se comunican las ratas llevaron a la conclusión de que las ratas se comunican en los rangos de frecuencia en los que su oído es más sensible, igual que los humanos.
Uno de los descubrimientos fue un sonido especial que hacen las ratas cuando están asustadas y quieren advertir del peligro, lo que consiguen mediante un rápido y áspero rechinar de dientes: un sonido parecido al de la tiza en una pizarra, pero mucho más rápido y en la gama ultrasónica, donde el oído de las ratas es más sensible.
Hemos desarrollado una forma de simular amenazas agudas a través del sonido para la rata. No se trata de volumen, sino de influir en el subconsciente con el tipo adecuado de señales para que la rata huya", dice Örjan Johansson.
El equipo de investigación fue capaz de recrear estos pulsos ultrasónicos irregulares y los rápidos cambios entre frecuencias que se encuentran en el sonido chirriante. El resultado fue un patrón sonoro que los humanos no pueden oír, pero que las ratas reconocen inmediatamente como mortal.
Probado en cooperación con la Universidad Sueca de Ciencias Agrícolas.
Para determinar si los patrones sonoros funcionaban fuera del laboratorio, se inició una colaboración con la Universidad Sueca de Ciencias Agrícolas (SLU) y se realizaron pruebas de campo en Gotemburgo, en un bloque de apartamentos con problemas documentados de ratas asilvestradas.
Los resultados fueron claros: los mismos patrones que hacían huir a las ratas en el laboratorio también funcionaban en la práctica.
"Pudimos comprobar que los animales reaccionaban inmediatamente y que el efecto duraba en el tiempo. Era como si toda la zona se percibiera como peligrosa", dice Örjan Johansson.
Los análisis demuestran que el sonido activa el sistema límbico de la rata -la parte del cerebro que controla el miedo y los comportamientos de supervivencia- creando una respuesta de huida fuerte y duradera incluso después de que cese la señal.
Un nuevo camino para el futuro del control de plagas
Los investigadores llegaron a la conclusión de que el método puede sustituir tanto al veneno para ratas como a las trampas, dos métodos tradicionales de control que la UE está eliminando gradualmente por su impacto en los ecosistemas y las aguas subterráneas. Cuando los roedores se alimentan de veneno, los pájaros, zorros y gatos también se alimentan de él, lo que ha provocado un aumento de los niveles de rodenticidas en la naturaleza.
Esta tecnología elimina la necesidad de esparcir productos químicos y matar animales. Utilizamos su propio lenguaje para mantenerlos alejados. Es una forma de pensar totalmente nueva", afirma Örjan Johansson.
Además de las evidentes ventajas para el medio ambiente, el método también supone menos residuos, no hay que ocuparse de los cadáveres y se reduce el riesgo de intoxicaciones secundarias. Para ayuntamientos y propietarios, podría significar una solución básica de control de roedores más sostenible y rentable en el futuro.
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Bioacústica: cuando el lenguaje de la naturaleza se convierte en tecnología
La investigación se basa en la bioacústica: cómo se comunican, avisan y sobreviven los animales. El profesor Örjan Johansson lleva años estudiando cómo responden las distintas especies, desde los mosquitos hasta las focas, a patrones sonoros específicos.
El objetivo es comprender cómo interpreta el cerebro las señales acústicas y cómo determinadas frecuencias pueden desencadenar reflejos como el miedo, la huida o la evitación.
Utilizamos el sonido del mismo modo que lo hace la propia naturaleza. En las ratas, determinadas frecuencias activan el centro del miedo del cerebro. En los mosquitos, la señal adecuada puede perturbar la orientación; en las focas, puede marcar una amenaza a distancia. Es cuestión de hablar el lenguaje adecuado para cada especie", dice Örjan Johansson.
Los estudios de la Universidad Tecnológica de Luleå y la Universidad Sueca de Ciencias Agrícolas demuestran que estos patrones bioacústicos actúan como un sistema de señalización universal en el mundo animal. La tecnología ha demostrado un efecto documentado en la rata parda -la única especie de rata en Suecia-, pero los investigadores ya ven posibilidades de aplicación en otras especies y entornos.
Repello - la investigación que se hizo realidad
Cuando se pusieron en práctica los resultados del laboratorio, la tecnología se difundió rápidamente con el nombre de Repello. La respuesta superó todas las expectativas: se vendieron más de 35 000 ahuyentadores en los dos primeros meses, y los usuarios informaron de lo mismo: las ratas desaparecieron... y no volvieron.
Para muchos propietarios y ayuntamientos, se ha convertido en una alternativa largamente esperada a los venenos y las trampas. Lo que empezó como un proyecto de investigación en Luleå se ha convertido en una solución práctica a un problema social creciente.







